La depravación lleva a la destrucción y la desobediencia demanda castigo; pero si nos humillamos, hay perdón por la MISERICORDIA. En la época de Noé, los habitantes fueron destruidos por carnales, comiendo, bebiendo y dándose en casamiento; cuidémonos de la contaminación cultural. El pueblo de Israel cayó en esto varias veces, Isaías da las causas: menosprecio a los mandamientos y quebrantamiento del pacto, por la desobediencia a la palabra.

Pablo nos declara sobre el engaño, lo cual provoca la ira de Dios. Cristo como Hijo nos muestra que para obedecer hay que padecer para ser salvos; respetando a las autoridades y a nuestros pastores. Para hacer las buenas obras, necesitamos la palabra y el Espíritu de Dios, ya que sin él nada podemos hacer. No olvidando que el Señor nos llamó para predicar el evangelio, siendo luz en el mundo, dando gloria a Dios. La depravación en Sodoma y Gomorra: “Jóvenes y viejos buscaron a los ángeles que llegaron a la casa de Lot, pedían que los sacaran, querían conocerlos, Lot ofreció a sus hijas que no conocían varón, y no aceptaron por la conducta depravada; los varones de Dios dijeron a Lot, saca a tu familia, Jehová destruirá este lugar… Y Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego…” (Paráfrasis de Génesis 19 del verso 4 al 24).

Jonás, fue enviado a Nínive a predicar para que se arrepintieran. Este desobedeció viajando a Tarsis, la nave se encontró en peligro, Jonás entendió que Jehová castigaba la desobediencia, por lo cual fue tirado al mar y el viento se calmó, Dios envió un pez que tragó al desobediente. Dentro del pez, Jonás, angustiado, invocó y clamó a Jehová diciendo: “…aún veré tu santo templo, -sintiendo que las aguas le rodearon hasta el alma-. Y dijo sacaste mi vida de la sepultura, cuando desfallecía, me acordé de Jehová, mi oración llegó; eso me permitió declarar: los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan, la salvación viene de Jehová” (Léase Jonás 2:4-10). Veamos qué se daba antes del diluvio: las personas estaban comiendo, bebiendo, casándose y dándose en casamiento; Noé entró en el arca y no entendieron, vino el diluvio y desaparecieron, así será también la venida del hijo del hombre. ¿La contaminación cultural, cómo aparece? El profeta dice: “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno” (Is.24:5).

Lo anterior lo complementa Oseas: “Oíd palabra Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra” (Os.4:1). Por lo anterior Pablo escribe: “Sed pues, imitadores de Dios como hijos amados. (…) Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Ef. 5:1y6). En Hebreos se encuentra: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen…” (He.5:8-9). Con sabiduría se nos dice: “Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas…” (Heb.13:17). “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra” (Tit.3:1).

El Señor les dijo a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo, mas el que no creyere será condenado” (Mr. 16:15-16). Si hemos nacido de nuevo, el Señor nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt.5:14-16).

Roguemos a Dios que ponga en nosotros el querer así como el hacer su obra, para glorificarle y así esperar su venida. Amén.