Una de las características de todo ser humano es la soberbia, mal congénito cuyo origen está en Satanás; entiéndase por soberbia a aquella persona que se considera por encima de los demás, de allí el término altivo o también inflado. Siendo el hombre así de obstinado y arrogante, nunca aceptará que esté siendo engañado o manipulado por alguien, porque esto lo haría parecer tonto e ignorante.  Contrario a esto, por su soberbia, él cree que todo lo puede que lo que él hace es original y se considera así mismo muy inteligente e invulnerable, llegando al extremo de menospreciar la dirección de Dios en su vida, pues considera que la fe en Dios es falta de criterio e inteligencia; razón tiene el apóstol Santiago cuando escribe: “Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala” (Stg. 4:16).

Esta soberbia es inteligentemente aprovechada por Satanás pues de esta manera facilita su macabra y diabólica labor esclavizante y destructiva para con la raza humana. Satanás atiborra el mundo de toda especie de mal, todo absolutamente todo tiene el sello del diablo en este mundo.  Todos los sistemas y estructuras organizadas del mundo; todos los gobiernos e instituciones son tentáculos de Satanás para influir de manera maligna al hombre como género.  Parece exagerado lo que afirmo, pero las sagradas escrituras lo confirman, leamos: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.  Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:15-17).

Sí, mi amado hermano y amigo, el mundo entero y todas sus cosas no provienen de Dios, sino del diablo.  Leamos: “Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno” (Is. 24:4-5). Impresionante afirmación de Dios, todo está enfermo y corrompido; la tierra se contaminó y esto naturalmente incluye al hombre mismo, desde su nacimiento es adoctrinado para que viva y exista para este mundo corrupto y corruptor.  Desde el más chico hasta el más grande todos se descarrían y se extravían amando las maldades del mundo más que a Dios; leamos: “… ¿y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es gusano, y el hijo del hombre, también gusano?” (Job 25:5-6). Todo lo que hay en el mundo tiene la marca de Satanás.  Muchas, por no decir todas las marcas de producto de cobertura mundial tienen el sello de Satanás, detrás de los logos se esconden figuras y mensajes satánicos, identificando su origen e influencia.

Muchísimos artistas, cantantes, futbolistas, etc. hacen con sus manos figuras y signos satánicos que identifican el origen y, el patrocinio infernal de aquel personaje.  Ellos lo usan de manera tan ingenua, como que aquella practica no fuera dañina.  El efecto del engaño del diablo sobre Adán y Eva afirmándoles que el pecado no mata, sigue teniendo efecto sobre la descendencia de Adán y esto hace que el hombre, con más libertad, se contamine y esclavice el pecado hasta llegar al extremo de justificarlo, tolerarlo y admitirlo.  La misma iglesia “cristiana” se ha vuelto tolerante y alcahueta con el pecado, justifican el adulterio, la fornicación, etc.  El señor Jesús dijo a su iglesia que: “Como fue en los días de Noé como en los días de Lot,  así también será en los días del hijo del hombre se manifieste” (Lc. 17:26-30).

Cuando comparamos las circunstancias sociales de la época de estos dos siervos de Dios, Noé y Lot, con nuestros tiempos, nos damos cuenta de la tremenda similitud, como, por ejemplo: violencia, inmoralidad, desprecio a las cosas de Dios, pecados sexuales como el lesbianismo, homosexualismo (admitido y tolerado por todos) y hasta la zoofilia.

No cabe duda que el Señor Jesús está pronto a manifestarse; la propagación del pecado es tan efectiva, mediante las redes sociales y los medios de comunicación celulares y satelitales, que permite una saturación casi instantánea de miles de millones de seres humanos en cuestión de minutos.  ¿Quién puede detener semejante avalancha de maldad que atiborra el mundo de maldades?, mis amados hermanos, nosotros como iglesia de Jesucristo somos los llamados a pelear contra las fuerzas del mal y llevar luz a los que están en tinieblas, que Dios nos llene de su poder y nos dé de su santo espíritu para que cumplamos nuestra función sobre esta tierra, que Dios les bendiga.